29-01-2014, 22:31:36
Charles Foster Kane ha caído. Al final, ha podido más la enemistad con un presidente de gobierno que su falta de honradez y deontología y su casi criminal temerario desprecio a la verdad. Es una pena que no haya caído en un tribunal, condenado por su mendacidad, repudiado por toda persona de bien, excluido de la sociedad de los decentes por su contumaz infamia. Es una pena, de verdad.
Pobres de nosotros, porque un presidente no debería poder destruir a un director de periódico, aunque ese director sea una sabandija. Pobres de nosotros que por más que gritamos en contra suya no logramos que la sociedad cívica y civil lo destronara. Exculpado increíblemente en juicios donde los magistrados no vieron su voluntad calumniadora, impune después de su inacabable rosario de mentiras, ese hombre seguramente se sintió invulnerable.
Jugó a ser King Maker y falló. Su hubris le hizo perder todo sentido de la proporción. Los dioses, decían los griegos, ciegan a quienes quieren perder.
Esto debería ser una victoria para los que llevamos diez años defendiendo la verdad contra la infamia. Y lo es, en cierto sentido. Pero es una victoria amarga.
Pobres de nosotros, porque un presidente no debería poder destruir a un director de periódico, aunque ese director sea una sabandija. Pobres de nosotros que por más que gritamos en contra suya no logramos que la sociedad cívica y civil lo destronara. Exculpado increíblemente en juicios donde los magistrados no vieron su voluntad calumniadora, impune después de su inacabable rosario de mentiras, ese hombre seguramente se sintió invulnerable.
Jugó a ser King Maker y falló. Su hubris le hizo perder todo sentido de la proporción. Los dioses, decían los griegos, ciegan a quienes quieren perder.
Esto debería ser una victoria para los que llevamos diez años defendiendo la verdad contra la infamia. Y lo es, en cierto sentido. Pero es una victoria amarga.
[A los creyentes] les competerá difundir lo que otros han acuñado; ya que ningún hombre suelta y expande la mentira con tanta gracia como el que se la cree.