07-02-2007, 19:09:37
Cita a El Comercio, así que copio la noticia de ahí. Hay también un editorial al que no tengo acceso.
Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil estuvieron en Villabona para contrastar una información relevante sobre Antonio Toro y el tráfico de explosivos en Asturias. Fue el 14 de febrero de 2003, un año antes de los atentados del 11-M. Dos investigadores se personaron en el centro penitenciario asturiano para entrevistar a un recluso que podía tener conocimiento de una posible transacción de dinamita a la banda terrorista ETA. Los agentes querían contrastar de este modo los datos que sobre el mismo asunto les había facilitado hacía apenas una semana su confidente el marroquí Rafá Zouhier, hoy imputado, al igual que Toro, en la masacre de Madrid.
La entrevista se produjo entre las 10.15 y las 11.30 horas y en ella, además de los agentes enviados desde Madrid, se encontraba presente el entonces capitán jefe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Oviedo, Pedro Amable Marful. En ella el recluso I. P. M. aseguró que conocía personalmente a Antonio Toro, si bien matizó que «sólo habló con él en dos o tres ocasiones», y añadió que «conoce muchas de sus actividades a través de un amigo en común». Tras esas puntualizaciones, el informador aseguró a los tres agentes que Antonio Toro «posee unos ciento cincuenta kilos de 'goma 2' enterrados» en algún lugar que dijo desconocer.
EL COMERCIO ha tenido acceso al informe oficial que los agentes encargados de esa operación realizaron al día siguiente y que fue remitido a sus superiores en la Dirección General de la Guardia Civil. Ese documento forma parte del sumario del 11-M. En él los agentes recogen cómo I. P. M. les contó que «el explosivo lo tiene almacenado Emilio, novio de la hermana de Antonio, el cual fue encargado de una mina».
Cuenta, además, que «tiene conocimiento de que han vendido cantidades importantes de explosivos y que hace unos meses unos jóvenes que pertenecían a ETA realizaron negociaciones para adquirirlos». Al parecer, según cuenta el testigo, la transacción no llegó a realizarse porque «la intención que tenían era quitárselos y no comprarlos».
A preguntas de los guardias civiles, I. P. M. contesta que «Toro conoció a los miembros de ETA cuando estuvo interno en la prisión de Villabona», es decir durante su reclusión entre julio y diciembre de 2001 tras ser detenido por la 'operación Pipol'.
También enumeró otras actividades delictivas a las que, dijo, se dedicaba habitualmente Toro, como el tráfico de drogas, «sobre todo de cocaína y pastillas, y a la venta de coches robados bajo la tapadera de una casa de venta de vehículos de segunda mano».
El informador mencionó de oídas la 'operación Pipol' y así lo recoge el informe y de ella dijo que «se intervinieron numerosos detonadores, si bien lo que estaban siguiendo era la incautación de explosivos».
El informe de la UCO es detallado hasta el punto de que describe el estado psicológico del denunciante: «El interno se muestra muy nervioso, con temblores de manos y dice que esta situación se debe a que tiene mucho respeto a los agentes y que es la primera ocasión en que facilita información a las Fuerzas de Seguridad». Añade, además, que «todo lo que va a decir es verdad».
Eufórico ante el negocio
Los agentes de la UCO contactaron con I. P. M. después de mantener un encuentro con su confidente Rafá Zouhier, quien les informó de que Toro «podía conseguir todo el explosivo que necesite». La entrevista entre el marroquí y los guardia civiles se produjo el 6 de febrero de 2003, en un restaurante de Oviedo, y duró tres horas y media. En ese tiempo, según se desprende del informe redactado por los agentes de la UCO, Rafa Zouhier se había visto con Toro tan sólo veinticuatro horas antes. Al marroquí le acompoñaba en esa cita un primo y ambos habían viajado a Oviedo en un coche alquilado. Zouhier comunicó a los agentes que la conversación comenzó con un negocio sobre la venta de un Jeep Cherokee y que, una vez la conversación derivó hacia los explosivos 'goma 2 Eco', «Antonio dijo que puede conseguir todo el explosivo que necesite y que vende dos kilos y medio a un millón de pesetas». También sugirió que acepta otras formas de pago «como canjearla por droga, en concreto cocaína, y que si llega a un acuerdo sobre la droga el canje sería de cinco kilos por uno de cocaína».
Antonio Toro, siempre según el testimonio del confidente de la Guardia Civil, se mostraba dispuesto a colocar el explosivo en el punto que interesase al cliente y lo consigue, dice, «a través de algún contacto que tiene en una mina».
También apuntó que volvieron a quedar para verse la semana del 10 al 17 (de febrero de 2003) y los agentes anotan que Toro se mostró «muy eufórico ante la posibilidad de realizar una venta o canje de una cantidad importante».
Entre los datos interesantes para la investigación que aporta Zouhier destaca las precauciones que supuestamente tomaba Toro para no ser capturado. «Los cartuchos de 'goma 2' tienen impresos una numeración y se encargan de eliminarla ya que a través de ésta se puede saber el origen», explica el confidente.
No era la primera vez que Rafá Zouhier escuchaba a Toro hablar de explosivos. Ambos se conocieron en setiembre de 2001 en el módulo 8 de la prisión de Villabona, cuando cumplían condena por distintos delitos. Toro, tras su detención en la 'operación Pipol', y Zouhier, porque había reventado el escaparate de una joyería en Parque Principado. Durante ese tiempo de reclusión Toro también le habló de los explosivos e, incluso, tuvo ocasión de conocer a Emilio Suárez Trashorras en los locutorios de la cárcel, cuando éste visitaba al hermano de su novia. Sobre estos hechos declaró Zouhier como testigo en el juicio del 'caso Pipol' que se acaba de cerrar con una sentencia condenatoria para los dos avilesinos por tráfico de drogas y también por depósito y tráfico de dinamita.
El testimonio de Zouhier y la confirmación del testigo I. P. M., que será llamado a declarar en el juicio del 11-M, llegó a la Guardia Civil a principios de 2003. Este informe, al que ha tenido acceso este periódico, pone en evidencia que una vez más las Fuerzas de Seguridad fallaron en su investigación de la trama de los explosivos previa al 11-M.
Sólo unos meses antes, en 2002, otro recluso de Villabona, José Ignacio Fernández Díaz, 'alias Nayo', prófugo de la 'operación Pipol' y conocido de Toro y Trashorras, había transmitido a su abogado, para que llegara a un pacto con la Fiscalía Antidroga y le fuera rebajada la condena, que los dos avilesinos guardaban en un zulo, cerca de Illas, 400 kilos de dinamita. La Policía abrió una investigación, pero no encontró nada.
Tras cometerse los atentados, el capitán Marful, que estuvo presente en el interrogatorio al testigo I. P. M, lamentó en su despacho, con lágrimas en los ojos: «Si hubiéramos investigado más...».
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/...70206.html
Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil estuvieron en Villabona para contrastar una información relevante sobre Antonio Toro y el tráfico de explosivos en Asturias. Fue el 14 de febrero de 2003, un año antes de los atentados del 11-M. Dos investigadores se personaron en el centro penitenciario asturiano para entrevistar a un recluso que podía tener conocimiento de una posible transacción de dinamita a la banda terrorista ETA. Los agentes querían contrastar de este modo los datos que sobre el mismo asunto les había facilitado hacía apenas una semana su confidente el marroquí Rafá Zouhier, hoy imputado, al igual que Toro, en la masacre de Madrid.
La entrevista se produjo entre las 10.15 y las 11.30 horas y en ella, además de los agentes enviados desde Madrid, se encontraba presente el entonces capitán jefe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Oviedo, Pedro Amable Marful. En ella el recluso I. P. M. aseguró que conocía personalmente a Antonio Toro, si bien matizó que «sólo habló con él en dos o tres ocasiones», y añadió que «conoce muchas de sus actividades a través de un amigo en común». Tras esas puntualizaciones, el informador aseguró a los tres agentes que Antonio Toro «posee unos ciento cincuenta kilos de 'goma 2' enterrados» en algún lugar que dijo desconocer.
EL COMERCIO ha tenido acceso al informe oficial que los agentes encargados de esa operación realizaron al día siguiente y que fue remitido a sus superiores en la Dirección General de la Guardia Civil. Ese documento forma parte del sumario del 11-M. En él los agentes recogen cómo I. P. M. les contó que «el explosivo lo tiene almacenado Emilio, novio de la hermana de Antonio, el cual fue encargado de una mina».
Cuenta, además, que «tiene conocimiento de que han vendido cantidades importantes de explosivos y que hace unos meses unos jóvenes que pertenecían a ETA realizaron negociaciones para adquirirlos». Al parecer, según cuenta el testigo, la transacción no llegó a realizarse porque «la intención que tenían era quitárselos y no comprarlos».
A preguntas de los guardias civiles, I. P. M. contesta que «Toro conoció a los miembros de ETA cuando estuvo interno en la prisión de Villabona», es decir durante su reclusión entre julio y diciembre de 2001 tras ser detenido por la 'operación Pipol'.
También enumeró otras actividades delictivas a las que, dijo, se dedicaba habitualmente Toro, como el tráfico de drogas, «sobre todo de cocaína y pastillas, y a la venta de coches robados bajo la tapadera de una casa de venta de vehículos de segunda mano».
El informador mencionó de oídas la 'operación Pipol' y así lo recoge el informe y de ella dijo que «se intervinieron numerosos detonadores, si bien lo que estaban siguiendo era la incautación de explosivos».
El informe de la UCO es detallado hasta el punto de que describe el estado psicológico del denunciante: «El interno se muestra muy nervioso, con temblores de manos y dice que esta situación se debe a que tiene mucho respeto a los agentes y que es la primera ocasión en que facilita información a las Fuerzas de Seguridad». Añade, además, que «todo lo que va a decir es verdad».
Eufórico ante el negocio
Los agentes de la UCO contactaron con I. P. M. después de mantener un encuentro con su confidente Rafá Zouhier, quien les informó de que Toro «podía conseguir todo el explosivo que necesite». La entrevista entre el marroquí y los guardia civiles se produjo el 6 de febrero de 2003, en un restaurante de Oviedo, y duró tres horas y media. En ese tiempo, según se desprende del informe redactado por los agentes de la UCO, Rafa Zouhier se había visto con Toro tan sólo veinticuatro horas antes. Al marroquí le acompoñaba en esa cita un primo y ambos habían viajado a Oviedo en un coche alquilado. Zouhier comunicó a los agentes que la conversación comenzó con un negocio sobre la venta de un Jeep Cherokee y que, una vez la conversación derivó hacia los explosivos 'goma 2 Eco', «Antonio dijo que puede conseguir todo el explosivo que necesite y que vende dos kilos y medio a un millón de pesetas». También sugirió que acepta otras formas de pago «como canjearla por droga, en concreto cocaína, y que si llega a un acuerdo sobre la droga el canje sería de cinco kilos por uno de cocaína».
Antonio Toro, siempre según el testimonio del confidente de la Guardia Civil, se mostraba dispuesto a colocar el explosivo en el punto que interesase al cliente y lo consigue, dice, «a través de algún contacto que tiene en una mina».
También apuntó que volvieron a quedar para verse la semana del 10 al 17 (de febrero de 2003) y los agentes anotan que Toro se mostró «muy eufórico ante la posibilidad de realizar una venta o canje de una cantidad importante».
Entre los datos interesantes para la investigación que aporta Zouhier destaca las precauciones que supuestamente tomaba Toro para no ser capturado. «Los cartuchos de 'goma 2' tienen impresos una numeración y se encargan de eliminarla ya que a través de ésta se puede saber el origen», explica el confidente.
No era la primera vez que Rafá Zouhier escuchaba a Toro hablar de explosivos. Ambos se conocieron en setiembre de 2001 en el módulo 8 de la prisión de Villabona, cuando cumplían condena por distintos delitos. Toro, tras su detención en la 'operación Pipol', y Zouhier, porque había reventado el escaparate de una joyería en Parque Principado. Durante ese tiempo de reclusión Toro también le habló de los explosivos e, incluso, tuvo ocasión de conocer a Emilio Suárez Trashorras en los locutorios de la cárcel, cuando éste visitaba al hermano de su novia. Sobre estos hechos declaró Zouhier como testigo en el juicio del 'caso Pipol' que se acaba de cerrar con una sentencia condenatoria para los dos avilesinos por tráfico de drogas y también por depósito y tráfico de dinamita.
El testimonio de Zouhier y la confirmación del testigo I. P. M., que será llamado a declarar en el juicio del 11-M, llegó a la Guardia Civil a principios de 2003. Este informe, al que ha tenido acceso este periódico, pone en evidencia que una vez más las Fuerzas de Seguridad fallaron en su investigación de la trama de los explosivos previa al 11-M.
Sólo unos meses antes, en 2002, otro recluso de Villabona, José Ignacio Fernández Díaz, 'alias Nayo', prófugo de la 'operación Pipol' y conocido de Toro y Trashorras, había transmitido a su abogado, para que llegara a un pacto con la Fiscalía Antidroga y le fuera rebajada la condena, que los dos avilesinos guardaban en un zulo, cerca de Illas, 400 kilos de dinamita. La Policía abrió una investigación, pero no encontró nada.
Tras cometerse los atentados, el capitán Marful, que estuvo presente en el interrogatorio al testigo I. P. M, lamentó en su despacho, con lágrimas en los ojos: «Si hubiéramos investigado más...».
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/...70206.html
[A los creyentes] les competerá difundir lo que otros han acuñado; ya que ningún hombre suelta y expande la mentira con tanta gracia como el que se la cree.